Voy repasando los textos poco a poco y aquí dejo mis correcciones en lo que a ortografía se refieren (el mio también he de mirarlo).
lordlency escribió:La monta llegaba despacio…levantando algo de polvo del camino, eran los primeros secos desde que estaba partiendo el invierno y los calores de la primera hacían su aparición en suelos castellanos… sentía su cuerpo cansado, la bestia estaba igual de cansada, llevaban semanas fuera de casa cumpliendo funciones en la mesnada. Los tiempos estaban revueltos, los días de tranquilidad y crecimiento entre bromas y amigos parecían lejos. Miraba el camino que se extendía a lo lejos como una serpiente indicándole su destino, al alcance de la vista divisó la edificación.
Tres semanas atrás en una reunión de taberna hablando con su amigo de antaño e historias, le convenció.
- Lency, debes invertir en estas tierras, están cerca de las mías, son buenas y están a muy buen precio. Yo las compraría pero pienso que debes hacerlo tú, invertir lo que tienes ahí. Además, así estaremos más cerca para salir de aventuras.
Lency pensaba mientras miraba el vaso de cerveza, “pocas aventuras quedan a este lobo, amigo”, seguía en silencio, y Fer frunció el entrecejo, algo le pasaba a su amigo.
- Qué tienes hombre, el golpe en el hombro le hizo salpicar cerveza.
- Eh loco, que sabes que es sagrada la bebida mano.
- Si le sigues dándole vueltas al asunto me perderé yo también las tierras, ¡decide!
- ¡Está bien! ¡Lo pensaré! ¡Tú ganas!
- ¡Pero qué eres duro! ¡Ganamos todos!, la risotada de Fernandof llenó la taberna que los pocos parroquianos se volvieron a mirar qué era lo gracioso, Len terminé sonriendo.
Ya estaba cerca. La edificación era bella, sus días de gloria estaban atrás pero aún se podía ver su porte, una casa grande elegante, necesitaba arreglos, pero se veía….¿en paz? Le extrañó esa sensación.
Llegó a la tranquera, bajó de la yegua y se dirigió a ella, la abrió despacio, entró tranquilo y vio que un joven venía a su encuentro casi corriendo.
- Lordlency, mi señor, ¡bienvenido!, Deme por favor a Café. Yo la llevaré al establo.
- Hola Bernardo, dale el mejor forraje, asegúrate de que tenga agua limpia y luego dale un baño y cepillo. ¿Cómo está todo? ¿Cuándo se mudaron? ¿¡Y Dolores!?
- Ella ya vendrá señor, está enojada porque la casa es muy grande y ella sola no podrá con todo. Además, ya sabe lo gruñona que es.
- Calla que ya la vi y vienen para aquí, si te escucha recibirás una tunda y no me meteré.
La mujer salía de la casa corriendo, era una mujer muy madura pero bastante ágil y muy activa para su edad, que se negaba a declarar.
-Mi señor, ¿¡Cómo está!? Mire qué desnutrido está, válgame dios, no ha comido en días, ¡y así cuidan a los soldados en este ejercito! Por dios, venga a la casa que le daré algo de comer, hice un pan casero como le gusta y hay jamón de su agrado.
Se veía claramente el amor de la anciana por su señor después que le diera trabajo al quedar viuda y sin sostén en su vida. Su único hijo había dado su vida en la guerra con Navarra, y él no pudo dejar desamparada a una mujer que dio un hijo por su tierra. Le recordaba a su madre y su sacrificio con él. Sí, era una muy buena mujer pero Bernardo tenía razón, la casa es grande para ella.
Una vez dentro, la casa estaba en mejores condiciones en su interior. Además no dudaba que parte de ese calor de hogar reinante era consecuencia de la mano de Dolores.
Se sentó en la mesa, pensaba darse un baño pero sabía que no podía hacerle desaires a la mujer, ella trajo exactamente lo mencionado, se veía y olía muy bien. El hambre hizo su aparición al momento, retorciendo su estomago, y el té caliente que le acompañaba a este improvisado manjar, le devolvieron las fuerzas.
Terminó de comer y agradeció a Dolores, quien seguía con sus quehaceres en la cocina. Era común en ella no molestarlo para nada. Salió afuera miraba hasta donde daba la vista la visión de sus tierras, hay mucho por hacer, por conocerlas, ya lo haría con tiempo. Entró nuevamente a la casa. Subió las escaleras y se fue al baño donde ya había agua en una bañera para él. Se quitó la ropa y entró en ella, el calor del agua caliente presionó su piel, se dejó tocar por ella, el relajamiento llegó casi al punto del sueño.
- No te arrepentirás caballero, verá Usted que la casa es una mansión y la tierras son las más fértiles de toda Castilla.
- Deben serlo por eso las venden, ¿no? respondió con sarcasmo Len, a lo que el vendedor de tierras calló en seco, y desvió la mirada a su compañero Fernandof, sin entender la dureza del hombr. Aquel habló.
- Descuide buen hombre, le aseguro que sabemos que son buenas tierras y el precio el adecuado, mi amigo está algo…. cómo decirle…preocupado por otros temas - señalándole el pecho para que entendiera. A lo que el vendedor asintió con la cabeza como que comprendía.
- Bueno, aquí tiene los papeles Caballero, lo felicito. Que tenga buen día.
-Señor, ¿está usted bien?, el golpe lo despertó del letargo.
-¡Sí Dolores, todo bien!
-No lo escuché haciendo el lío habitual con el agua así que me dije, ¡seguro que se durmió! Y me parece que no me equivoqué, ¡¡válgame Dios que estos hombres no se saben cuidar solos ni de grandes!!. Se la escuchaba rezongando mientras se iba de la puerta hasta no escucharla más.
Len sonreía, pensando en La Pajarita y Dolores juntas contra él y se dijo “estás perdido amigo”.
Salió del agua, se secó a medias y con la toalla en la cintura entró en lo que sería su habitación. Miró todo alrededor, le gustaba, cada vez se sentía más conforme con la casa.
Ahí no falta algo? delante del "que los pocos parroquianos" Por ejemplo, la risotada de Fernandof llenó la taberna de tal manera que los pocos parroquianos...